miércoles, 11 de noviembre de 2020

Rosquillas de leche condensado

Con una bandeja de rosquillas recién hechas, siempre se triunfa! bien sea en la sobremesa o para acompañar con un café o chocolate caliente a media tarde. Estas de leche condensado tienen un sabor maravilloso!! 

La cucharadita de vinagre que lleva incorporada la masa es un pequeño "truco" para lograr una textura más crujiente y seca por fuera y esponjosa por dentro. En casa no les dije que lo llevaba y ni se han dado cuenta.

Como todos los dulces de sartén no se debe abusar, pero por darnos un capricho un día, la báscula ni se va a enterar ;)

Ingredientes: para 20 rosquillas 

  • 200gr de leche condensada
  • 1 huevo
  • 20gr de margarina (he utilizado tulipán, podéis utilizar mantequilla derretida, si lo preferís)
  • 1 cucharadita de café de esencia de vainilla
  • 1 cucharadita de postre de vinagre
  • 7gr de levadura química (una cucharadita de postre colmada)
  • 250gr de harina común
  • una pizca de sal
  • azúcar para rebozar 
  • aceite de girasol para freírlas

 Preparación. En un recipiente colocamos, la leche condensada, el huevo, la margarina o mantequilla, el vinagre y la vainilla.

En un recipiente aparte, tamizamos la harina junto con la levadura y la sal. Incorporamos dos cucharadas colmadas a la mezcla de leche condensada, removemos hasta que veamos que se han integrado bien.

Añadimos el resto de la harina poco a poco hasta lograr una masa manejable y ligeramente pegajosa. 

Podéis formar las rosquillas de la manera que os resulte más cómoda. Os propongo dos formas! Espolvorear una superficie con un poco de harina, estirar la masa del grosor de 1cm y cortar los círculos con un vaso. Luego utilizar el tapón de una botella o una boquilla de una manga pastelera para hacer el agujero del centro.

O untar ligeramente las manos con aceite o espolvorearlas con harina. Coger pequeñas porciones de masa, formar un cordón y unir los extremos. Se van colocando sobre una bandeja.

Ponemos abundante aceite a calentar en una sartén y las freímos un par de minutos por ambos lados hasta que estén doradas. Es importante que el aceite no esté demasiado caliente, ya que se harían muy rápido por fuera y quedarían crudas por dentro.

 Las vamos depositando sobre papel absorbente y antes de que se enfríen las rebozamos en azúcar.

 
 Listas para disfrutarlas!

 


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